AGUAS TURBULENTAS UN FILM QUE SE HACE LUGAR EN LA CARTELERA

El poco avistado cine escandinavo logra hacerse un lugar en la cartelera local de la mano de "Aguas turbulentas", un intenso drama dirigido por el noruego Erik Poppe, que se desarrolla a partir de la gran labor de sus tres protagonistas.

Poniendo la lente sobre la vida de Jan Thomas (Pal Hagen Valheim Sverre), un muchacho que sale de prisión tras cumplir una condena por el aparente asesinato de un niño, el filme indaga fuertemente en los alcances de la idea de justicia en las sociedades occidentales.

Es que el joven que en la cárcel logró desarrollarse como tecladista, es recomendado para ser organista de una iglesia, pero es allí donde se reencuentra casualmente con Agnes (Trine Dyrholm), la madre del pequeño por cuyo deceso terminó tras las rejas.

Ese imprevisto cruce agita las vidas de ambos: la de ella que trata de seguir adelante junto a su esposo y dos niñas adoptadas y la de él que en camino a reinsertarse socialmente tiene un empleo e inicia una relación sentimental con el pastor Anna (Ellen Dorrit Petersen).

El desarrollo de ese triángulo inquietante es narrado rigurosamente por Poppe sin permitir el respiro ni la tranquilidad de una historia capaz de ir enredándose en un devenir que evita la moraleja amigable.

De la mano de una cámara siempre colocada sobre los gestos y la mirada de estos tres protagonistas, "Aguas turbulentas" desgrana un cuento intrincado que no quiere regalar una verdad terminante sino abrir una ventana para los sentidos y las reflexiones.

Con este título, tercero que concibe Poppe pero primero con su firma que llega a los cines argentinos, el público local puede llegar a conocer a un artista que merece atención.

Al margen de la labor del cineasta en sí, la posibilidad de apreciar esta película quizás también motorice la curiosidad de los espectadores por aquellos que filman y producen lejos de las luminarias que emana Hollywood.