Pero Nicolás Repetto asegura que le pone el pecho a las balas, aunque se lamenta por estar "en el ojo de las críticas".
¿Por qué tu regreso es con “Sábado Bus” y no con un ciclo nuevo? En realidad, el canal me pidió este programa. Yo no estaba muy convencido, no por el formato en sí, porque en la tele está todo más o menos inventado, y se recicla. Pero me convencieron por la mega producción, los buenos invitados, el hecho de que sea un producto para toda la familia. La diferencia con el Sábado Bus de hace once años es que éste está recargado. Es más complicado y caro de producir de lo que parece: ahora tiene más pirotecnia gracias a la tecnología, con pantalla gigante, leds, escenografía de 360°, un banda en vivo y además, secciones nuevas. Hay otras que son más sutiles y que son secreto del mago. Además, tiene la ventaja de que el formato lo hice yo. Yo me sentí muy relajado y la verdad es que todos quedamos más que conformes con el resultado.
El programa debutó con 14,4 puntos de rating. ¿Esperabas más? ¿Quién no quiere un poco más de rating? Yo no voy a ser cínico, nunca lo fui y pago todavía por no serlo. Me hubiera gustado un par de puntos más por el esfuerzo que implica. Pero esa no me parece una cifra despreciable. Igual no quiero hablar de eso porque no sé cómo va a seguir todo. Estar en dos dígitos está muy bien.
La televisión actual está pendiente del rating.
Parece que soy un hombre de la tele antigua.
La noticia rebelde no ganó en su horario ni una sola vez, lo mismo que otros programas que son referentes. Yo pedí que no me dijeran el “minuto a minuto”, sólo por segmentos, porque este programa es de climas y de secciones y eso hay que respetarlo. No vas a cortar a un invitado porque mida menos que otro. Es una reunión y hay que respetar el momento y el formato. No es algo que se pueda medir minuto a minuto.
Tu plato en el primer programa fue fideos con tuco. ¿Fue un guiño a la frase que dijiste y que desató la polémica? (N. de la R: con relación a la televisión actual, Repetto dijo que la gente prefería fideos con tuco a otros platos más elaborados) .
Es un plato que me encanta, lo como varias veces por semana. Y esa es una frase de la que no me arrepiento ni un poco. Es lo que pienso, no quise ofender a nadie, me preguntaron qué pensaba de la tele y teniendo casi 30 años como animador creo que tengo algo de autoridad para opinar. Y lo hago como soy, frontal, no tengo paciencia para sostener una mentira, no estoy haciendo un personaje. Me encantaría que mucha gente talentosa y muchas productoras tengan más espacio en la televisión, pero no pueden competir porque hay muchos programas que se hacen con mucho menos y rinden.
¿Te referís a los programas de archivo? No hablo específicamente porque no me quiero sumar problemas. No tengo nada contra los programas de archivo. Es más, me divierten, el archivo es una pieza fundamental. Lo que digo es que si todo pasa por ahí, circulan menos ideas. Pero yo tiro mi tirito y recibo una andanada de críticas. Cuando hablo, no sé porqué, aunque sea una realidad visible, si lo digo yo se convierte en algo discutible o polémico, no sé tengo ese don (risas).
¿Cómo tomás las críticas? Me han criticado mucho y también me elogiaron por otros ciclos. Las tomo de acuerdo a quien me la diga. Por ahí algunos son considerados buenos críticos y yo no le doy ningún valor, y otros a los que nadie les da bolilla me interesan lo que opinan. No soy ni un genio cuando me salen bien las cosas ni un idiota cuando me salen mal. Soy un jugador que se expone y trae un proyecto que es para sumar.
¿Siempre se espera más de vos? No sé. Con Nico trasnochado , el año pasado hacía 7, 5 puntos y era lo que esperaba para un ciclo de verano. Dije que iba a ser un auto de paseo, y después vino una carrera de Fórmula 1, y yo no estaba para eso.
Como espectador, ¿qué te gusta? La ventaja de la tele de hoy es que tenés el control remoto y cambiás o te vas. Las peleas no me gustan. Lo mediático no tiene porqué ser grosero. Yo soy de la escuela antigua. Me encantaba el estilo de Juan Carlos Mareco, de Héctor Larrea, de Berugo Carámbula. Ellos eran mis referentes, a pesar de mi estilo más irreverente. Mi estilo nunca fue escandaloso más allá de que en Sábado Bus anterior hubo momentos escandalosos. Por ahí tengo un código diferente, no estoy diciendo que sea mejor, simplemente es distinto. No ataco a los que no me aceptan, más bien recibo ataques. Hago el tipo de programa que quiero, y si en algunos momentos eso coincide con lo que la mayoría de la gente quiere o elige, genial. Y si en otros momentos no es así, está bien. No por eso voy a cambiar lo que hago, lo que tiene que ver con mi estilo. Me siento como un técnico de fútbol: de pronto sos Gardel y al poco tiempo, te quieren matar. Hay que entender este negocio y no tomarse las cosas muy a pecho.
¿Es más competitiva la televisión actual? Hoy por hoy parece que lo único que cuenta es si uno ganó, no lo que hizo. Yo no juego un campeonato, trato de hacer lo mejor posible. Yo hice programas que fueron los más vistos, ahora me tomo más tiempo para mí mismo.
¿Hay algún otro conductor actual que te guste? Hay varios a los que considero inteligentes. De otros me gusta cómo trabajan, a lo mejor no me gusta el producto que hacen, pero me parecen muy buenos. No voy a nombrar a ninguno para que nadie se ofenda. Es cuestión de gusto personal, no quiero imponer nada a nadie. No se enojen muchachos, es mi opinión.
Repetto se relaja más cuando habla de sus afectos. De su mujer, Florencia Raggi, de sus hijos, de su hermano Andrés (que lo acompaña en el programa. “ Me divierte trabajar con él. Es un divino. Ah, y quiero aclarar que es 10 años menor que yo ”). De su mujer, dice: “Flor la está remando con la tele y el teatro y a mí me encanta lo que hace. Los chicos y yo la tironeamos para que esté más con nosotros, pero ella disfruta mucho su laburo”. Nico no deja de acariciar un dije que cuelga de su cuello. “Es un robotito de oro que le regalaron a Flor cuando era bebé. Yo le colgué un cordón de zapatillas y no me lo saqué más”.
Pasás temporadas largas lejos de la televisión, ¿te aburre? Me gusta estar un poco afuera de la tele y por eso tengo mi negocio inmobiliario. Siempre estoy construyendo o buscando algo para reciclar. La primera casa la levanté de la nada en Trancoso, Uruguay, hace 25 años, y todavía está. Cuando era chico, mi viejo, cada vez que tenía problemas económicos hipotecaba la casa. Y se ve que en mi cassette virgen quedó eso y ahora me dedico a hacer casas”.
A los 54 años, la genética lo ayuda a parecer mucho más joven. “Me cuido un poco, pero no me mato. Me gusta comer y tomar. Y fumar algún habano muy cada tanto. Y fijate, no tengo nada de botox, ¿eh?”, se ríe.
Fuente: Clarin
