KATY PERRY CANTO EN EL PEPSI MUSIC

“Cuando armé la gira por Sudamérica pensé en guardarme lo mejor para el final”, dice Katy Perry en medio del show.

Desde que empezó el show con Teenage Dream, su pop acaramelado ya había conquistado a un público formado en gran parte por incondicionales chicas adolescentes.

El show continúa con Hummingbird heartbeat, Waking up in Vegas y Ur so gay y la temperatura de la fría noche primaveral de GEBA aumenta.

Muchos padres acompañaron a sus hijas y uno imagina sus caras de preocupación al ver el tono adulto de muchas de sus canciones y, sobre todo, de lo que pasaba en ese escenario repleto por músicos, bailarinas, coristas y bailarines.

Katy Perry simula sexo oral con el micrófono cuando canta “ Peacock... cock.. cock”, desnuda en el escenario y coquetea con un cordobés llamado Santiago o forma parte de la coreografía digna de Showmatch donde dos de sus bailarinas juegan a ser lesbianas en I Kissed a Girl.

Un rato después KAty tropezó en el escenario y un responsable de seguridad la sacó en brazos. Un ratito después ya estaba otra vez en escena con la misma vitalidad de la primera parte del show.

El toque final vino entonces con "California Gurls", que sonó mientras una nube de papelitos plateados caía sobre los fans enfervorecidos. Rodeada de unos bailarines disfrazados de hombrecillos de pan y con un "¡te amo, Buenos Aires!", Perry se despidió y bajó del escenario.

Katy se pone sensible y edulcora un poco el show cuando agarra la guitarra acústica y toca Thinking of You, pero enseguida el momento más azucarado de la noche llega con la medley entre I Want Candy y Milkshake, los dos únicos covers de la noche.

Para el final quedaron todos los hits juntos. Primero hubo siete cambios de vestuario sin abandonar nunca el escenario en Hot n’ Cold. Enseguida llegó Last Friday Night y para el final hubo una obvia (pero no por eso menos disfrutable) fiesta de fuegos artificiales con Fireworks.

Un breve descanso y Katy Perruy se despidió con California Gurls, dedicada a todas las chicas porteñas, con lluvia de papelitos incluida (hermoso detalle que los papelitos fueran en su gran mayoría corazoncitos) y también de agua, gracias a dos pistolas instaladas a los costados del escenario.

El show, de apenas una hora, es conciso y Katy Perry consigue que su mesa de dulces nunca termine por empalagar.

Terra