McCartney ofrecerá, por primera vez en tierra cordobesa, un show donde no faltarán un escenario imponente (que pesa 40 toneladas y que costó un millón de pesos el armado), de última tecnología, con juegos de luces y fuegos de artificio, pero esencialmente estarán sus canciones, las que concibió como solista, con su banda Wings y fundamentalmente con The Beatles.
La leyenda viviente del rock, que el 18 de junio cumplirá 74 años, inició 'One On One' el 13 de abril en Fresno, Estados Unidos, y desde entonces estableció un repertorio estable, sin cambios en la apertura y un "bis" menos, a diferencia de giras anteriores.
La tercera visita de Paul McCartney a la Argentina, luego de sus conciertos en 1993 y 2010 en el estadio de River Plate, generó una expectativa muy alta, como en cada lugar que visita, siendo el domingo un punto de partida de su recorrido en el país que incluye dos presentaciones en La Plata para el martes 17 y el jueves 19.
McCartney no promociona disco. Su último trabajo con canciones nuevas fue 'New', en 2013, presentado durante la gira 'Out There' que recorrió Chile, Brasil, Perú, Uruguay y Ecuador, pero no tuvo escala argentina.
Las canciones de The Beatles, esencialmente, son la gran atracción. McCartney cuenta con un repertorio sólido, cambiante y eterno. Desde 'A Hard Day's Night' hasta 'The End', pasando por joyas solistas como 'Band On The Run' y 'Live And Let Die', o menos populares como 'Temporary Secretary', del disco 'McCartney II' de 1980 en su primer intento con máquinas, o 'Letting Go' de Wings, el show transita por todo tipo de emociones.
Los tributos, a esta altura de su vida, se hicieron una constante en sus recitales. Los temas cobran vida en el escenario y repercuten en la multitud cuando suenan las teclas del piano en 'Maybe I'm Amazed', dedicada a su esposa Linda McCartney, fallecida en 1998; su guitarra acústica impera nostálgica en la conversación que nunca tuvo con John Lennon en 'Here Today'; y el ukelele entre sus manos surge como un guiño a George Harrison en 'Something'.
Esta vez, se agrega la mención a George Martin, el histórico productor de The Beatles, luego de interpretar 'Love Me Do', la canción que fue el inicio de una revolución musical y social.
Macca, como le dicen en el Reino Unido, tiene un manejo del escenario soberbio, no lo abandona durante dos horas y media, no toma una sola gota de agua, y tiene bien aprendido el guión de cada show, con frases y costumbrismos de las distintas ciudades que visita.
Si bien su voz ya sufre un desgaste lógico por el paso del tiempo, con una vida plagada de discos y conciertos, resulta envidiable al interpretar diferentes géneros. McCartney puede pasar de 'Yesterday', la balada más versionada de todos los tiempos, a 'Hi Hi Hi', un rock setentoso de Wings, prohibido en 1972 por apología a las drogas y sexo.
El ex bajista de The Beatles transita por un gran momento. Su popularidad se mantiene intacta y se ratifica con las entradas agotadas en cada uno de los conciertos que brindó en Estados Unidos y Canadá. Además, su carrera solista genera cada vez mayor adhesión y es valorada con el correr del tiempo, en especial el disco mítico 'Band On The Run' (1973), y otros trabajos como 'Ram' (1971), 'Flaming Pie' (1997) y 'Chaos And Creation In The Backyard' (2005), con la producción de Nigel Godrich (Radiohead) que provocó contrapuntos entre ambos, en batalla de egos, pero con un resultado brillante.
La banda que lo acompaña es la misma desde hace 14 años: mucho más tiempo del que estuvo en The Beatles (1962-1970) y mucho más tiempo del que lideró Wings (1971-1979). En teclados está Paul 'Wix' Wickens (quien estuvo con Paul en la Argentina en los shows de 1993 y 2010); los guitarristas Rusty Anderson y Brian Ray; y el baterista Abe Laboriel Jr.
En el escenario, Paul también exhibe otra gran faceta, su condición de multiinstrumentista. Por supuesto, el bajo Höfner, que utilizó con The Beatles, ocupa mayor tiempo con él, pero McCartney también se encarga del piano, el ukelele, las guitarras acústicas y eléctricas.
Los shows de Paul McCartney en la Argentina quizás se clasifiquen como la despedida del compositor oriundo de Liverpool del país, tal como sucedió con The Rolling Stones en febrero pasado, teniendo en cuenta que los tiempos de espera entre cada regreso fueron extensos, hubo un esfuerzo mayor por traerlo debido a sus altas pretensiones económicas y su calendario biológico.
La premisa será disfrutar de principio a fin sus shows, del profesionalismo y la magia beatle que despliega en cada concierto, con el mejor repertorio que un artista puede ofrecer para sus espectadores; aquí, allá y en todas partes.