El filme que lleva como título el nombre de la mascota de Julián, el eje
de la historia interpretada por el argentino Ricardo Darín, tiene
además como coprotagonistas al español Javier Cámara y a otra argentina,
la carismática Dolores Fonzi.
Darín es tan exitoso en la Argentina como en España, done ha trabajado
en teatro, en "Art", por ejemplo, y volverá a hacerlo en pocas semanas
en "Escenas de la vida conyugal", con Erica Rivas, en el Tivoli de
Barcelona, y su apariciones en cine son todas taquilleras.
"Esta es la película en la que más cómodo me he sentido, con mis
compañeros, con el equipo y hasta con la historia", asegura Darín en
diálogo con Télam, a un día de la alfombra roja y la proyección de gala
en el gran Kursaal donostiarra.
Julián, su personaje, pasó hace algunos años los cincuenta, es argentino
y actor, vive en Madrid en soledad, está divorciado y tiene un hijo
veinteañero que ya independizado se fue a estudiar a Amsterdam, y además
un cariñoso perro llamado Truman.
Hasta allí, todo parece rutina sin sobresaltos, sin embargo acaba de
ocurrir algo inesperado en su vida, motivo suficiente como para que su
mejor amigo, afincado en Canadá hace rato, regrese a la capital que
compartieron cuando eran jóvenes.
El hombre de escena que interpreta un clásico en el centro madrileño,
acaba de recibir un diagnóstico que no tiene vuelta atrás y pone límite a
sus días y con esto, también se siente en la necesidad de tomar una
decisión piadosa consigo mismo.
En ese mundo se mete el catalán Cesc Gay, el recordado director de
filmes como "Hotel Room", "Krampack", "V.O.S." y más recientemente "Una
pistola en cada mano", para el que convocó por primera vez a Ricardo
Darín.
Darín reconoce que él mismo tiene cuatro perros, pero se encariño
particularmente con Troilo, así se llamaba el Truman del filme, dedicado
a convivir con chicos autistas y que murió poco tiempo después del
rodaje.
-¿Los mejores amigos son para siempre, como dice el afiche de la película?
-Creo que sí. Habrá excepciones, obviamente, no es una regla, pero no
solo con los amigos. No es así para todos, es una instancia ideal. A mí
me pasa que si a alguien lo quiero mucho, lo quiero para siempre,
incluso con los que me he peleado.
-La película es sobre la amistad de dos hombres, y uno de ellos con su perro...
-Creo que Cesc quería hablar de lo incondicional en una amistad de dos
tipos que son distintos, puestos en una situación extrema, y jugar el
juego de ponerte en el lugar del otro aunque no estés de acuerdo, de ver
de qué forma llegás a coincidir, o respetar la decisión del otro, algo
que solo ocurre por afecto.
-¿Y el perro...?
-Creo que con la historia afectiva-emocional que hay con el perro, todos
nos podemos sentir mayormente identificados, pero es una estrategia del
director para hacernos creer que lo más importante es eso, para
esconder un poco la verdadera magnitud de lo que le ocurre a Julián.
Cuando vimos un primer corte tuve la sensación de que había poco perro,
pero Cesc muy hábilmente dijo que había lo suficiente, que no quería que
el perro "arrastre" la película.
-¿Es decir que Cesc no es de los que usa un perro como marketing?
-Me gusta eso. En el cine de autor el director y guionista defiende su
idea, y que en un tema como este, que a pesar de lo que le digan, él
siga convencido me parece genial. Ojo que había más perro, pero en la
medida que avanzábamos, cada vez quedaba menos.
-Cuando los actores se meten en un personaje, lo "viven". ¿Qué te tocó más fuerte de este personaje que, además, es actor?
-Es muy tentador meterse con todo. El juego del oficio es ese: ir hasta
el abismo, o al menos simular que lo hace. Trato de no joder mucho con
esa confusión, no soy de los que se quieran llevar el personaje a casa, a
veces pasa que me lo llevo un rato. A veces el personaje es tan potente
que te arrastra, te tapa y ese es el mejor de los casos.
-¿Cómo fueron, hasta ahora, las devoluciones de los que la vieron?
-Me encanta que me digan que la película surfea los lugares comunes y
los golpes bajos, que se nota que hay un especial empeño en no meter el
dedo en la herida porque si, sino pasar por ahí y ver cómo los
personajes superan el dolor, y eso me pone muy feliz.
-¿Cómo fue hacer este filme que transita situaciones críticas?
-Tuvo mucho de divertido meterse en esta historia y también mucho de
doloroso, todo al mismo tiempo. Con Javier nos pasamos llorando como dos
cocineras, entrábamos a las escenas absolutamente desprevenidos,
incluso repasábamos el texto y todo bien, pero cuando lo hacíamos se nos
llenaban los ojos de lágrimas.
-¿Cómo vivís la recepción aquí?
-Todo lo que recibo es un gran entusiasmo, están muy motorizados y el
hecho del lugar que le han dado dentro del festival no es un dato menor.
Por una cuestión de costumbre no trato de hacer vaticinios, pero creo
que esta es una de esas películas que tienen muchas chances de ser bien
recibida en España. Creo que la están esperando como "agua de mayo".
Tras su primera escala en Toronto, la segunda en San Sebastián su
estreno en Buenos Aires, el 24, y de lo que ocurra con el jurado de
Donostia, “Truman” se verá el 8 de octubre en London Film Festival, y se
estrenará en España el 30 de ese mes.
Mientras tanto, Darín termina el rodaje de “Koblic”, de Sebastián Borensztein, donde interpreta a un oficial de la armada
comprometido en los “vuelos de la muerte” durante la última dictadura cívico-militar y se prepara para volver al teatro.
“Acabo de filmar tres días en Madrid adonde vuelvo el lunes para el
final del rodaje de "Koblic", y me quedan tres días para mí, antes de la
conferencia de prensa el 28 por la gira de "Escenas de la vida
conyugal", tres semanas en Barcelona, un mes en Madrid, tres en
Valencia,y me vuelvo a mi casa, me pongo un pijama y un gorro con
pompón, y me tienen que venir a buscar con el escribano Prato Murphy”,
concluyó, con una sonrisa.
RICARDO DARIN HABLÓ DE "TRUMAN" ANTES DE SU ESTRENO EN SAN SEBASTIAN
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