Pasaron más de quince días de aquel disparo que se oyó en la vivienda del padre de Rodrigo Santos en la localidad de Capilla del Señor y todavía repercute ese sonido escalofriante cuando la modelo Julieta Gómez, introduciendo un revólver en su boca y disparó, quedando en una lucha por la vida, y no contra ella, como muchos sostienen.
Hoy, la familia atraviesa el peor de los momentos acompañando en la lucha diaria de “Pipi”, el apodo de Julieta, desde una habitación del Hospital Austral.
“Crónica” tuvo acceso al entorno íntimo de este grupo familiar y logró confirmar varias de las dudas y dichos en torno a este caso: no estaba embarazada, Rodrigo Santos no es bienvenido y tampoco se le permite ver a la modelo, pero sobre todo el dolor de su madre, Celia, que durante 9 días no durmió, apenas comió y hace todo lo posible para preparar el día en que su hija despierte.
Celia, una humilde empleada de comercio, pasó estos días acompañada por su hermana, sus sobrinos (incluida Natalia De Santis), su cuñado y su otra hija.
“Hicieron carteles, le dan fuerzas a la ‘Pipi’. Celia está muy cansada, duerme en una colchoneta que puso sobre los asientos de cuidados intensivos. Recién el último sábado (17 de noviembre) pudo ir a dormir a su casa, en Villa Ballester, pero no puede dejar de pensar”, dijo un allegado a la madre de Julieta Gómez.
“A los mensajes se suman los compañeros de trabajo de Celia, un dibujo de la pequeña hija de Julieta, Mora (que ya fue anoticiada acerca de lo sucedido pero su familia la preserva y evita que mire televisión), fotos de la ‘Pipi‘ con su prima”, agrega.
El ingreso a la habitación está supervisado por ella. De todos los pacientes, sólo en el caso de Julieta quienes no son familiares deben tener la autorización de su madre para poder visitarla, caso contrario, aguardarán en la sala de espera, o serán echados como sucedió con Rodrigo Santos.
“La ‘Pipi’ está inconsciente, perdió masa encefálica y está rapada luego del disparo que perforó su paladar y encontró salida por su parietal izquierdo, aún hinchado. El costado izquierdo de su rostro parece sin vida, su ojo derecho se mueve persiguiendo la voz de Celia que cumple a rajatabla sus tareas de amor y cariño: un beso en la frente, caricias en su rostro, masajes en su brazo izquierdo mientras sostiene su mano, le pone música de Joaquín Sabina y Mercedes Sosa”.
"No sabés si pergarle una piña o reírte"
Rodrigo Santos en la familia de Julieta Gómez es mala palabra. “Celia le dijo que deje de hacer novelas, y que no la va a ver hasta que no estén realizadas todas las pericias policiales”, contó el allegado de la familia.
El último día que Rodrigo intentó ingresar a ver a Julieta fue el martes 20, pero volvió a ser echado por la madre de la modelo.
La fuente consultada por “Crónica” comentó: “Celia está muy mal con él. Rodrigo se la llevó y mirá cómo me la trajo... Para colmo quiere sentarse a tomar mate conmigo, con la familia en la sala de espera. Le dice que la ama, que le salvó la vida... No sabés si pegarle una piña o reírte”.
“Celia habló con él, le explicó que se tiene que hacer ver por un profesional. ‘Es como hablar con una piedra’, dice Celia. Salió a hablar, cuenta cosas que pasan en la familia, pero no habló con ninguno de nosotros”, sostiene este allegado a la madre.
“A la habitación sólo ingresa la familia y hasta Pablo, el padre de Mora (hija de Julieta). Se preocupó y vino. Pero a Rodrigo no lo quieren ni ver por acá”, agregó, que pese a no deslizar hipótesis en torno al hecho deja en evidencia que desconfía en el papel que tuvo Rodrigo Santos aquella tarde del 8 de noviembre último.
“La última vez salió a hablar que estaba embarazada. Vino al otro día y Celia le dijo: ‘Desmentí eso ya mismo y no vuelvas’. Pero dice tantas cosas, ella no estuvo embarazada”, confirma la fuente.
“Ella conoció a Rodrigo en medio de este asunto, porque él nunca entró a la casa de Ballester”, agregó.
La madre de Julieta no se olvida de aquel miércoles 7 de noviembre (Celia viajó a Entre Ríos y el jueves a las 17 se enteró lo de Julieta) cuando Rodrigo fue a buscar a su hija por su casa en Villa Ballester. Julieta salió vestida de blanco, subió a la camioneta y su madre la volvió a ver en el Hospital Austral, en terapia intensiva.
Cronica
