El músico británico Roger Waters, de 68 años y uno de los fundadores de la banda Pink
Floyd, hizo vibrar al estadio de River con la "The Wall-manía". Este fue el primero de sus nueve shows y repaso el mítico disco que la agrupación británica lanzó en 1979.
Roger Waters concretó su tercera visita a la
Argentina y anoche cautivó a unas 50 mil personas que presenciaron el
primero de los shows que dará en el estadio River Plate con “The Wall
Live”, una espectacular puesta dominada por una impronta teatral y
política que recrea la esencia de uno de los discos más importantes de
la cultura del rock.
Las imágenes sugestivas plasmadas en un inmenso y simbólico muro que
hacia el final de la noche termina derrumbándose en el mismo escenario,
un mensaje claramente antibélico, las melodías bellas y circulares que
habitan en el universo “The Wall” y la voz profunda de Waters, se
conjugaron para emocionar a un público heterogéneo.
“Buenas noches Buenos Aires, gracias por darme la bienvenida. Quiero
dedicar este show a la memoria de los desaparecidos, de los muertos y de
los torturados, los recordaremos”, fueron las palabras que esgrimió en
castellano el ex líder de la legendaria banda Pink Floyd en un concierto
que duró dos horas y media (de 21,15 a 23,45).
Parejas, grupos de amigos y familias de todas las edades se acercaron al
barrio porteño de Núñez para asistir a un concierto histórico que ya
fue aclamado por una multitud en el mundo, y que si bien vuelve al
pasado para traducir el discurso estético del álbum editado en 1979 y
hecho película tres años después bajo las órdenes de Alan Parker, el
miércoles estuvo lejos de despertar nostalgia.
Vestido de negro, con una amplia sonrisa blanca y un estado físico
impecable, el cantante y compositor inglés impuso el silencio en el
estadio no sólo a partir de un deslumbrante despliegue escenográfico,
sino también y particularmente a partir de 28 canciones que supo
interpretar apelando a diferentes recursos que le permitieron hacer gala
de su gran histrionismo.
En ese devenir, el músico entregó sentidas versiones de temas como
“Mother” y “Goodbye blue sky”, una dupla que generó uno de los pasajes
más íntimos y emotivos del show, acompañados por imágenes en rojo y
negro.
El show estuvo dividido en dos partes con un intervalo de 15 minutos- y
en el segundo set llegaron clásicos inoxidables como “Hey You”, “Is
There Anybody Out There” y “Nobody Home”, donde Waters patea la gigante
pared blanca para dar vida a nuevos colores.
Y es el muro, (de 76 metros de largo por 23 de alto), el corazón de esta
performance, el que según la ocasión funciona como pantalla gigante, el
que simplemente como una pared que oprime y que impide ver a la banda, y
el mismo que permite transmitir el mensaje de esta ópera de rock
sinfónico y del disco más vendido de los setenta.
“In The Flesh”, “Another Brick in The Wall Part I”, “Empty Spaces” y
“The Show Must Go On” también se destacaron en una la extensa lista con
la que Waters impuso el silencio en la audiencia y los aplausos y que le
permitió revivir una obra conceptual memorable en una noche que exigió
atención y compromiso.
En 15 años el músico visitó al país en tres ocasiones y si bien siempre
fue bien acogido por los argentinos, este año desató un fenómeno poco
habitual: regresará al Monumental mañana, el 10, el 12, el 14, el 15, el
17, el 18 y el 20 de este mes para así dar forma a una seguidilla de
recitales que lo convierte en el artista con mayor poder de convocatoria
de todos los tiempos.
ROGER WATERS TOCO ANTE MAS DE 50 MIL PERSONAL EN RIVER
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