FLOR PEÑA HABLA DE SU PAPEL EN "LA PELUQUERÍA DE DON MATEO"

Creación original de Gerardo Sofovich, la primera versión de "La Peluquería..." hace 52 años, contaba con Flor de Alelí, el personaje de la manicura hoy interpretado por Florencia Peña, pero que entonces no decía palabra y apenas expresaba una risita aguda y persistente como marca de identidad.


La agiornada peluquería tiene a Jey Mammon en la piel del barbero encargado de afeitar a su habitual cliente Marley, junto a nuevas criaturas que transitan el espacio.

Karina Jelinek, es la “Profe” a domicilio de Alelí; Jesica Cirio quien intenta enseñar coreografías al conductor emblema de Telefé; Mariana Prommel, una chica con pretensiones de ser famosa y transformarse en una estrella internacional; y Matías Alé, un galán a la antigua enamorado de Alelí.

También dan vueltas por la extraña peluquería, el actor coreano Chan Sung Kim, (“Graduados”) Alejandro "Huevo" Muller y Luly Drozdek. que completan el elenco de la producción que entusiasma a Florencia Peña y donde -dice- intentarán volver a poner en juego aquella frescura vertiginosa, un toque bizarra, compartida con Marley que hizo brillar a la dupla en el “Show de la tarde”.

En la antigua versión de "La peluquería...", Alelí sólo reía.
Florencia Peña: El programa actual no tiene nada que ver con el original, es menos improvisado, tenemos guiones, mi criatura habla y mucho. Si bien tomamos cosas que nos van pasando para incorporarlas a la actuación, esto no se emite en vivo, tratamos que haya un orden y el contenido se entienda.

¿Resulta una dinámica parecida a la de “Casados con hijos”?
Florencia Peña: Claro. Jay y yo tenemos personajes perfilados, con mucha letra, por eso, como sucedía en ‘Casados…’, por ahí le metemos detalles propios, pero sabemos que partimos desde roles establecidos y conocemos que el formato ya se hizo mucho, lo tenemos en cuenta e intentamos enriquecerlo. Marley, con su humildad y carisma, es el cliente del lugar, el único que hace de él mismo.

La espontaneidad en el vínculo entre el conductor y vos fue el sello de sus trabajos compartidos, ¿Cómo se lleva esa cualidad con esta estructura guionada?
Florencia Peña: Hicimos el “Show de la tarde” con Marley hace trece años, aquella química que nos atravesaba es algo que te pasa o no, y nos pasó desde el primer viaje a Suiza cuando nos conocimos. Por aquel entonces Claudio Villarroel estaba al frente del canal y nos pidió que trabajásemos juntos, porque no podía creer el delirio generado entre nosotros. Fue un programa delirante, no se si tendría un lugar en la tele actual . Entonces, no existía el minuto a minuto, ni la réplica instantánea de los contenidos a través de las redes sociales, éramos muy libres, quizás hoy tendríamos la mirada demasiado puesta sobre nosotros y las críticas podrían llegar a matarnos. Por supuesto, hay algo de eso que vuelve a suceder porque lo tenemos en la vida real, Jey (Mammon) también es amigo, juntos formamos un trío potente. Somos niños grandes jugando.

¿Te preocupa el rating?
Florencia Peña: Viví la experiencia más esclarecedora sobre el tema con ‘Casados…’ El primer año de emisión funcionó poco, hizo 12 puntos y nos criticaron todo: las interpretaciones, el vestuario para terminar de emitirse sin pena ni gloria. Un diario muy importante publicó un resumen final sobre un programa triste, para olvidar. Me casé y cuando volví de la luna de miel tuvo revancha a la noche y marco entre 26 y 28 puntos de rating. El mismo diario comenzó entonces a elogiarnos todo. Fue una gran enseñanza: uno debe ocuparse de hacer lo que tiene que hacer. Lo otro, el resultado final, no nos pertenece.

¿Qué expectativas tenés en relación con el programa?
Florencia Peña: Quiero que la gente se divierta. El viernes es un día difícil, de bajo encendido, pero creo que es gran momento para hacer humor. A las repeticiones de ‘Casados…’ y a ‘Educando a Nina’ les va genial, hay una necesidad de diversión en el público. Bueno, entonces salimos a producir lo que sabemos hacer, humor.

¿Cómo pensás al humor hoy?
Florencia Peña: Lo entiendo desde un camino que vengo transitando hace años, la comicidad precisa ser genuina, cuando algo sucede de verdad, la platea lo recibe. Si lo encarás desde el lugar de ‘winner’, de alguien que la tiene atada, no funciona. Nosotros disfrutamos al reírnos de nosotros mismos de nuestras brutalidades y errores, eso relaja a la gente y el camino a la risa se allana.

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