“Está muy instalado y todo lo que es negocio se naturaliza, entonces se vuelve natural que alguien te muestre una cola en primer plano en el kiosco de revistas o que se traten de prostitutas vip en el programa de la tarde de la televisión”, reflexionó Muscari en una charla con Télam.
Director de teatro, actor y ex participante del show de Marcelo Tinelli “Bailando por un sueño”, devenido en hipérbole de la cosificación femenina, Muscari asumió que su rol en la obra “adquiere mucha más peligrosidad al haber sido una figura que transita la televisión o que está en los medios”.
En ese contexto, su personaje encarna al mismísimo show, al dueño del circo que baja y sube la palanca que da a perfectas desconocidas la bendición de una fama efímera e insignificante.
Para eso él las viste, las adelgaza, las opera, las estira, las tiñe y las desviste hasta convertirlas en un ejército de mujeres plásticas y edulcoradas, moldeables a pedido del rating.
“La resistencia de la gente a este tipo de cosas cada vez se va corriendo más, lo mismo que el morbo, porque de alguna manera asistimos todo el tiempo a una especie de celebración de las cosas terribles que le pasan a las mujeres”, evaluó el director que presentará a mediados de año una obra propia en el San Martín.
Telam
