VICTORIA VANUCCI EN SU PEOR MOMENTO

"Vivo dándome golpes contra la pared", dijo la modelo que recientemente perdio un embarazo.


No pudo ser. Las ilusiones, esperanzas y proyectos de Victoria Vanucci terminaron en el preciso momento en que los médicos diagnosticaron que era un embarazo ectópico. Es decir, inviable. Y no hubo otra opción que operar. Pero la vida continúa y la pareja está tratando de superar el mal momento apoyándose mutuamente, aunque tengan que soportar los rumores de una separación.

Su cuerpo está intacto. Su belleza inalterable. Su alma golpeada. Tanto, que Victoria no duda en admitir que "tengo muchas heridas de guerra". Lo cierto es que en medio de un embarazo de siete semanas, la pareja, por razones que solo ellos conocen, estaba al borde de la ruptura. Lo que pasó volvió a unirlos más que nunca. Porque como dice Victoria "los dos perdimos un bebé y estamos transitando este mal momento juntos, hablando, apoyándonos".

LA PERDIDA

Lo increíble de esta situación, lo injusto, lo inaceptable, es que este es el segundo embarazo que pierde. "Yo tuve peritonitis aguda hace diez años -cuenta-. Estuve muy grave y me dejó una secuela, una complicación en mi lado derecho. Ahora descubrieron que tenía un problema en la trompa derecha y decidieron sacarla para evitar más problemas". Más duro, imposible.

Esa peritonitis, cuando tenía apenas 18 años, le costó algo más que un bebé. Ese día terminó para ella su carrera de tenista. Tenía que jugar un Master cuando le empezó a doler la panza. Decidió aguantarlo y jugar. El resultado: una peritonitis que la sacó de los sets para siempre justo cuando era la segunda del ranking. Una verdadera herida de guerra, porque el tenis era su vida.

Hace diez años se recuperó y ahora está intentándolo. Y se tiene fe. Porque algo muy importante para ella le quedó de su paso por la alta competencia, donde la consigna es ganar o ganar. "Vivo peleando conmigo misma -confiesa-. Pero cada vez que me caigo vuelvo con muchísima más fuerza. ¿Qué me dejó mi vida como tenista? La garra. Eso de perder y levantarme, de ganar y querer seguir ganando. Quiero siempre más y me exijo como nadie".

En esta nueva pelea no está sola. Además de Matías, está a su lado, como si fuera su sombra, su hermana. No la deja ni un instante porque en este momento en que está más vulnerable que nunca, no puede estar sin compañía. La necesita todo el tiempo. Tanto, que no duda en admitir que "si ella no estuviera, sería peligroso". Porque lo saben, también se suman, cada vez que pueden, su cuñado y sus dos sobrinos.

LA VALORACION

En medio de tanta oscuridad dos luces brillan, tenues, en el fondo del túnel. La primera, es la opinión de los médicos que la operaron. A su juicio, si quiere, podrá ser madre. Por supuesto, esto será posible en un tiempo largo. No solo su cuerpo tiene que recuperarse. También su espíritu. "Con mi salud me llevé varios sustos -asegura-. Aprendí que cada día vale mucho. Me cuesta imaginarme en el futuro".

La segunda luz es la decisión de darle a su carrera un giro de 180 grados. Esto significa mucho más que una propuesta de trabajo. Es todo un cambio de vida. "No reniego de nada porque todo lo que hice me llevó al día de hoy. Pero ahora quiero otra cosa. Me bajé de los tacos. Estoy buscando otro camino y el libro de fotos que voy a presentar tiene que ver con eso, con una búsqueda más artística".

En este cambio tiene mucho que ver Matías. Fue él, con sus sugerencias, quien la impulsó a lanzar su libro de fotos. Un proyecto que hacía mucho tiempo estaba en su cabeza. También fue Garfunkel el que la impulsó a leer más, a tomar conciencia de lo que tiene que seguir investigando, aprendiendo. En medio de este aprendizaje, Victoria se hizo la pregunta del millón: ¿Qué quiero ser? ¿Adónde quiero ir? La respuesta decidirá el futuro tan temido.

Hoy, ni Victoria ni Matías pueden asegurar qué va a pasar con su relación. Pero, por ahora, nada terminó del todo y todo puede volver a empezar. Lo que sigue es mucho más que una confesión. Es un acto de fe de Victoria Vanucci que, una vez más, no está dispuesta a rendirse. "Estamos transitando juntos este momento. Los dos sufrimos mucho con todo esto. Y el estrés de vivir el proceso fue muy fuerte".

"Decidimos tomar distancia para cuidarnos pero estamos juntos. No estamos viviendo bajo el mismo techo pero no le bajamos la persiana a la relación. Somos mucho más parecidos de lo que se ve. Tenemos los mismos gustos, nos reímos y lloramos por lo mismo. Siendo inteligentes, creo que podemos encontrar una buena manera de llevar la vida".