Cuando Antonio reconoce lo que siente por Mercedes, decide jugarse por ella y abandonarlo todo, incluso la investigación del culpable de la muerte de su esposa. Por eso, le propone a Mercedes escapar juntos, dejar atrás Vidisterra y sus misterios. Ella no está segura pero el amor que siente por Antonio es suficiente para tomar la decisión.
De la mano, convencidos de que la felicidad les aguarda en algún sitio lejos del aquel pueblo, emprenden el camino. Desconocen que en Vidisterra todos se han enterado de sus planes y pretenden detenerlos. Inmersos en una atmósfera de romanticismo, proyectan un prometedor futuro, se imaginan compartiendo el mismo techo, formando una familia.
Continúan el camino y, al llegar a la orilla del lago, el límite natural de Vidisterra, Antonio y Mercedes se besan por primera vez.
